viernes, 2 de noviembre de 2007

DESDE ITALIA, EL ARTE DE APRENDER

Se entenderá mejor este post si primero hago una pequeña presentación. Soy padre de un niño de 6 años en el colegio, soy profesor de artes plásticas en un instituto, soy artista de tarde en tarde , miembro de un colectivo llamado “Línea Paralela” que trabaja la terapia artística con usuarios de salud mental y finalmente, soy un padre preocupado por la educación artística y por la educación en general. Así que creo que puedo decir que sé de lo que hablo. Y voy a hablar sobre la educación artística que reciben nuestros hijos en las escuelas y la que creo, deberían recibir. Y me gustaría me perdonaran, si me extiendo en exceso. Hay quien se preocupa más del Inglés, de las matemáticas o la religión. Yo me preocupo (también) por la educación artística en general y de mi hijo en particular.

Una de las razones que han motivado escribir este post en el blog es una reseña extraída del The New York Times y que el pasado uno de Noviembre aparecía como nota de prensa en el diario El País con el nombre de “Desde Italia, el arte de aprender” sobre los programas de educación artística que vienen desarrollándose desde 1963 cuando Loris Malaguzzi (periodista y psicólogo) abrió la primera escuela en Reggio Emilia (Italia).Actualmente ,según las fuentes del citado artículo, en una ciudad de 160.000 habitantes, la mitad de los pre-escolares de Regio, unos 5.000 niños, asisten a las más de 40 escuelas inspiradas por Malaguzzi. El método tuvo su origen mucho antes, cuando tras la Segunda Guerra Mundial, el sistema educativo italiano estaba devastado y decidió reconstruirlo desde su raíz, cambiando el concepto de educación de los niños. Se basa en el supuesto que los niños aprenden mejor en grupos y tienen los suficientes recursos como para que se les ocurran ideas propias y maravillosas para las clases. El sistema Reggio está ganando adeptos en Nueva York y en otras regiones de EEUU ( de ahí que fuera noticia en el prestigioso diario neoyorquino) y como he dicho, tuvo su origen en esta bella ciudad, famosa por el queso parmesano y el aceite balsámico. Cientos de profesores están haciendo peregrinaciones a Reggio Emilia para coger ideas para sus clases. Uno de sus principios clave es que el arte ayuda a los niños a expresar sus pensamientos. El arte se considera una herramienta fundamental y prioritaria para que en la educación infantil los niños aprendan a pensar y a organizar de forma más estética y esplendorosa sus conocimientos. Me dirán ustedes: los niños tienen ya sus clases de expresión plástica, tienen su cuadernillo, hacen sus “manualidades”. No. “Eso” no es educar la visión artística, es cegarla o amputarla en lo esencial. Eso es un “manual editorial” (Santillana, Anaya, etc) que enseña a los niños a ”reproducir”, no a pensar o a construir visualmente su mundo y sus fantasías. Facilita a los maestros la tarea de “plástica” con las fichas para “colorear”, pero no enseñan nada verdaderamente importante o significativo para su aprendizaje. Entiendan esto como una opinión personal.

Mi insistencia en el arte tiene su lógica o, al menos, así lo veo yo: es evidente que, hasta cierto punto, se considera que las artes son importantes porque, entre otras cosas, nuestra sociedad construye significativos edificios, realiza costosas ampliaciones como las que recientemente se han hecho en el Museo del Prado para albergar y exponer las distintas manifestaciones artísticas, por lo que resulta incomprensible que su lugar en las escuelas y centros de secundaria ( esto lo conozco mejor sin duda) sea tan precario y en estos momentos actuales, meramente testimonial, con menos horas lectivas incluso que asignaturas como “religión” (sobre esto último ya debatimos acaloradamente el asunto en un post anterior). Y mi gran pregunta es ¿ Por qué una sociedad que construye impresionantes museos, amplía y moderniza los que ya tiene para albergar las obras de arte, no las acepta en el aula?¿por qué una sociedad como la española o la andaluza, que se vanagloria de sus artistas ilustres y universales (Velazquez, Picasso, etc…) luego los ignora en el interior de las aulas y si se trabaja con ellos es por alguna efeméride especial (centenario, etc). Cierto que para educar en materia artística ( no exclusivamente pintura, también artes escénicas , musicales, etc.) se necesita formación y me costa que ahora se está empezando a tener en cuenta de forma mucho más seria en las escuelas de magisterio, con enfoques más actuales y acordes con las nuevas formas y manifestaciones contemporáneas del hecho artístico, con cursos, talleres, etc. Hemos crecido con la cartilla de que lo fundamental de la educación era saber escribir, sumar y restar. O sea, Lengua y Matemáticas, Matemáticas y Lengua. Apurando ,también la Geografía y la Historia…Y luego, el Inglés. Porque hemos creído ( o nos han hecho creer) que éstas sería las instrumentales básicas para desenvolvernos en el mundo real. Los rudimentos y habilidades sociales de la lengua o los números no se discuten , pero... ¿Nos ha hecho falta sabernos de memoria todos los afluentes del Tajo en nuestra vida real?¿ Cuantos nos sabemos hoy dia la tabla periódica? ¿ Nos acordamos de esa lista insufrible de Reyes Godos? Exagero, pero es por poner énfasis en el asunto sobre el que quiero tratar. No debe tomarse al pie de la letra. Recuerden, soy profesor de secundaria. La cuestión - y es una consideración personal- es que en la escuela suceden muchas cosas que son la antítesis de un proceso educativo. ¿ Que es lo que consideramos verdaderamente importante en la educación de nuestros hijos? Yo, particularmente creo que el arte puede ofrecer mucho si se canaliza adecuadamente en nuestros sistema educativo, es más , creo que es el mejor antídoto para curar la mediocridad que nos invade. Una verdadera educación artística es el mejor modo de activar nuestra sensibilidad, hacernos más atentos a los problemas sociales del pasado y del presente, porque a menudo, las obras de arte presentan ante nuestro sentidos un conjunto de valores, positivos o negativos. Las obras de arte actúan como comentaristas privilegiados del mundo haciéndonos sentir algo, a condición que hayamos sido capaces de aprender a aprender a través del arte. Finalmente, las obras de arte y la expresión artística nos transportan al mundo de la fantasía y del sueño. Quizá peque en exceso de romanticismo con estas palabras, pero creo firmemente ( y por experiencia en distintos campos, entre ellos mi propio aprendizaje emocional) que el arte tiene esa rara habilidad para desarrollar el pensamiento creativo, ayudándonos - como dice Elliot S. Eisner en su reconocida obra “Educar la visión artística", editada en Paidós Educador)- a participar en "esos momentos mágicos de la mente" y a "revelar ideas y sentimientos".

Y para terminar, propongo como reflexión un vídeo muy “especial”: Arte para Todos , un reportaje de la Primera muestra pictórica de niños Especiales del Centro de Educación Básica Don José de San Martin en Cusco (PERU) a cargo de Itala Aquise Alosilla, profesora de Educación Artística.


2 comentarios:

Marcel dijo...

Muy interesante el artículo y tus comentarios Manuel.

Estoy leyendo un libro The Art of Possibility, en general habla de la 'resistencia' que tiene cada uno (basado en la educación, experiencias de la vida, etc.)
y como eso influye a la hora de ver (o no ver) las posibilidades (o problemas) que se presentan en la vida. El libro no se trata específicamente de la educación pero anoche leí un capitulo que veía interesante referente a tu post.

Uno de los dos autores es conductor de una orquestra y profesor de música en una universidad. El dedica parte del libro a su opinión
del sistema educativo tradicional basado en memorización de datos, exámenes, notas y cree que eso al final es una causa del bajo nivel de autoestima de muchos niños y falta de motivación/creatividad porque al final lo que hace es comparar el niño con los otros de la clase.

Un año, como experimento, al principio del curso el dijo a todos sus alumnos que iban a recibir un sobresaliente para el curso.
Según él, hay muchísima competición entre los alumnos de música (ninguno quiere ser el 'segundo violín' por ejemplo) y la importancia que dan a las notas les inhibe a ser creativos. Se concentran más en hacerlo perfecto (o mejor que sus compañeros) en vez de motivarles a ser creativos con la música y disfrutar, aprender, etc...

Muchos de sus ex-alumnos dicen (por las cartas que se publicaron en el libro) que fue un punto clave en su vida y que después de años de clases de música por fin podían disfrutar, experimentar, probar cosas nuevas, etc.. El hecho de quitarles el estrés de las notas les había cambiado totalmente como músicos y como personas. Algunos decían que después de años intentado tocar perfectamente ya dudaba de su capacidad como persona y al quitarles esa presión se sentían mas felices, no solo en clase pero en otros aspectos de su vida.

Manuel dijo...

Sin duda, una interesante reflexión lo que se plantea en The Art of Possibility, Marcel. Yo una vez tambien hice un experimento con un grupo de clase donde al inicio de curso les hacía firmar un "contrato" donde ellos se ponían la nota que querían sacar pero según que nota había una serie de compromisos que tenían que asumir. La mayoria optó por el "suficiente" porque era el que menos compromisos tenía. Ni ellos ni yo cumplimos el contrato. A algunos le puse bastante mejor nota que la que ellos se calificaron y a otros pocos que se habían puesto bien y Notable, al final los suspendí porque no adquirieron ninguno de los compromisos. Creo que no valoraron la posiblilidad que les ofrecí muy en serio. En fin.
Manuel