Ayer se celebró un sorteo para que el azar decidiese quienes serían los 25 niños, de los 49 que aspiraban a ello, que formarán parte de esa línea bilingüe.
Sin entrar en las enormes carencias del proyecto de bilingüismo que la Junta de Andalucía vende como un logro fundamental de la escuela pública y dejando bien claro que no creo que mi hija – que por cierto resultó “agraciada” en el sorteo – sepa al final de la primaria mucho más inglés que otros, son varias las preguntas que no dejo de hacerme desde hace días:
1. si el aprendizaje del inglés es realmente necesario y justifica la inversión realizada en el proyecto institucional de bilingüismo, ¿por qué sólo pueden beneficiarse del mismo la mitad de los niños?
2. ¿Admitiría alguien que sólo la mitad de los niños estudiase matemáticas, porque no hay recursos suficientes para que lo hagan todos?
3. ¿por qué si todos los padres pagamos nuestros impuestos, no todos nuestros hijos tienen acceso a la misma enseñanza cuando ésta es pública?
4. ¿sabe alguien en qué consiste eso de la igualdad de oportunidades?
Mis hijos estudian en la escuela pública porque su padre y yo tomamos en su día una decisión razonada, coherente con nuestros valores. Hoy por hoy, sinceramente pienso que optar por la escuela pública es un simple acto de fe, porque difícilmente el uso de la razón puede conducir a una decisión como esa.
Concha Peralta Rodríguez
ESCUELA PÚBLICA Y BILINGÜISMO
Por si la enseñanza pública no tuviese ya suficientes problemas (deficientes infraestructuras, escasez de recursos, falta de incentivos para el profesorado, etc) la administración educativa se empeña ahora en crear uno más, promoviendo un proyecto de bilingüismo al que sólo tienen acceso, por sorteo, la mitad de los niños, lo cual provoca desde el principio la discriminación entre ellos y desde luego los recelos y el malestar entre los padres.
O sea, que el enfrentamiento entre las familias está servido.
Parece que la Junta de Andalucía anda tan ocupada en estos días con las protestas de los padres de la concertada que abandona a su suerte a quienes hemos confiado en el sistema y hemos elegido la escuela pública para nuestros hijos. Resuelve los problemas echándonos a pelear a los padres unos contra otros, sin detenerse a considerar el deterioro que ello supone, no sólo para la convivencia escolar en un centro concreto, sino también para la propia salud de la enseñanza pública en general.
O quizá sea que en los padres de la pública prevalece una cierta actitud de resignación ante la manifiesta incompetencia de la administración educativa y aceptamos lo que se nos ofrece como si la enseñanza de calidad fuese algo graciable y no un derecho que nos asiste a todos.
Concha Peralta Rodríguez
1 comentario:
si después de tantos escritos, recogidas de firmas, notas en la prensa..., en la Delegación de Educación siguen sin escucharnos, tendremos que movilizarnos de forma más contundente, directa y masiva. La educación de nuestros hijos nos preocupa a los padres y parece que no a la Administración.
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